martes, 16 de agosto de 2011

Descolonización en el servicio público:


Reflexiones sobre el Servidor Público y el burocratismo decadente

(Colectivo Araña)

El proceso de cambio que se vive en nuestro país, ha hecho que muchos aspectos del imaginario colectivo, acuñado dentro de la estructura colonizada y política neoliberal, se deconstruya y en el mejor de los casos, se destruya. Una de ellas es la conducta del servidor público. El servidor público de hoy, no solamente debe trabajar desde un escritorio, por el contrario, éste debe realizar trabajos de campo y en proximidad con la población a la cual servimos. Éste aspecto, el de servicio, se prioriza más cuando se trabaja con la temática de la lucha contra el Racismo. Hasta el día de hoy, se trata de solucionar las denuncias de las víctimas solo desde la oficina, siendo que nosotros deberíamos ser como el médico Kallawaya: itinerantes. Realizar esta acción, una aproximación a la realidad en la que se desenvuelven las poblaciones más vulnerables, nos permite empoderarnos y comprender mejor su sentir y su real requerimiento de justicia.

Pero la concepción del servidor público colonial, fundamentada en el egoísmo, en el amedrentamiento a través de la norma (Ley Safco y otras) y en las acciones de trabar la acción y gestión pública a título “administrativo” (procedimiento), sigue latente y no te permite plasmar dichas ideas de “servicio”. Puede ser una acción válida si se tratara de proteger los bienes del estado, sin embargo, más parecen acciones para inviabilizar proyectos y actividades que se proponen desde el Estado. Muchos de los actuales servidores públicos están ingresando por primera vez dentro el campo de la administración pública, no conocen procedimientos tan burocratizados pero tienen muchas propuestas o ideas que pueden ser aplicadas rápidamente, pero el aspecto del trámite y procedimientos “neoliberales”, frena esos ímpetus, los desestructura y hace que esas ideas se pierdan. Las razones (excusas) jurídicas y financieras, dirán que “así debe ser” y “así siempre ha sido”, pero desde el enfoque de la descolonización, consideramos que “no tiene porqué seguir siendo”, eso es proceso de cambio.

Un proceso de cambio implica riesgos que deben estar enmarcados en la voluntad de apoyo a la gestión de un gobierno para la consolidación de un Estado. Esto quiere decir, que el servidor público de las áreas administrativas y jurídicas, es el primero que debe cambiar en su perspectiva de “servicio” (mucho más en una instancia que trabaja con temática subjetiva: Lucha contra el Racismo y la discriminación); deben apoyar en la elaboración y ejecución de un Proyecto y/o actividad, allanando el camino burocrático y no, por el contrario, trabándolo más. Un proceso de cambio implica prácticas descolonizadoras como la eliminación de complejos de superioridad y de inferioridad, donde “manejar los recursos económicos del Estado”, no debe atribuir consideraciones de superioridad respecto al trabajo técnico de una unidad operativa; manejar los aspectos jurídicos o de recursos humanos, no deben servir para amedrentar a un/a servidor/a pública, por el contrario deben servir para generar confianza y seguridad en dicho servidor o servidora pública; ser de las unidades de recursos humanos no debe asumirse como la instancia de poder y por lo cual, inclusive, no se debe responder ni el saludo. Dentro lo administrativo, el imaginario construido de que un servidor público “solo viaja por los viáticos”, es una secuela de discursos y prácticas de anteriores gobiernos (además de Estado), y (coincidentemente) ese es el discurso que más se han apropiado las instancias que deberían viabilizar el traslado del servidor o servidora pública/o, a las diversas regiones del país como una manera de demostrar el alcance territorial del estado.

El requerimiento constante de la población, es que el Estado llegue a los lugares más lejanos, pero sin embargo la política de acción de sectores (fundamentalmente administrativos y jurídicos) de la institución pública, hace que el servidor público este sentado en su escritorio. La afrenta descolonizadora, respecto a estas actitudes, propició la reacción de algunos servidores de estos ámbitos, bajo el lema (despectivo por cierto) “les enseñaremos quien manda”. Esta reacción de servidores/as públicos que no desean un cambio para el país, es tomada como una afrenta de poder.

El poder que tiene la Administración, cuyo sustento es el capitalismo (obvio), que sustenta el colonialismo y la estructura neoliberal, tienen todas las de ganar, pero si se involucran dentro del proceso de cambio, estamos seguros, que serán coadyuvadores para la gestión y no una traba burocrática solamente. Es muy errada la idea de que solo el servidor público que está en su escritorio trabaja y el que sale no. Consideramos que es al contrario, porque en estos tiempos se debe trabajar con la población, conocer de cerca sus necesidades. Lo mismo sucede con el control de recursos humanos, donde las políticas de control implementadas son altamente coloniales y neoliberales. Cuando algo no cambia, es porque no se tiene capacidad o no se tienen voluntad para generar nuevas propuestas de control (en base a productos). A esto se suma las características humanas (bondad, simpatía, celeridad y atención) que se han mantenido alejados dentro la estructura del “elitismo de control”; es decir, uno cree que es jefe si tiene a sus dependientes subordinados. Hoy en día el cargo de jefe debe ejercérselo de forma conjunta, con todo los dependientes, porque la jefatura es solo una forma de estructuración, mientras que el trato humano es parte de los Derechos Humanos y Culturales, dos aspectos con los cuales trabaja nuestra institución.

No contestar el saludo, no mostrar amabilidad, no ayudar a solucionar un conflicto, considerar al otro como inferior (por el cargo), son prácticas coloniales de siempre. Como anécdota pongo el siguiente ejemplo: Uno de los servidores, al cumplir con la disposición de Recursos Humanos, de “hacer sellar las boletas de salida en todas las entidades” donde se vaya, recibió una fuerte crítica indicando que era una práctica colonial la no confianza en sus dependientes. Esto llegó a conocimiento de Despacho de nuestra Ministra y la Jefa de gabinete, mediante llamada telefónica, indicó que no debería realizarse más esa práctica. Sin embargo grande fue la sorpresa que días después llega una instructiva, fortaleciendo lo que se había dicho que estaba mal: “hacer sellar las boletas de salida”.

Esta es la realidad en la que nos encontramos y desde el punto de vista de la descolonización, es un aspecto que hay que cuestionar o mejorar radicalmente, lo contrario implica que muchos no están entendiendo (o no quieren entender) el proceso de cambio. Es hora de cambiar la idea de que “las corbatas”, el título o el cargo, implican poder, por el contrario, estos deben implicar servicio, buen trato, cordialidad, voluntad, comprensión, compromiso, etc. aspectos subjetivos muy importantes para el desenvolvimiento y aporte al proceso de cambio.


RACISMO AL REVÉS?
Fuente de foto: bioantropogenesis.wordpress.com

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